Imaginemos un guion para una comedia de televisión: Un grupo de estudiantes frikis, ya sabéis, de esos empollones que todos tienen un doctorado, aunque parezca que acaban de salir del instituto, que se reúnen en la cafetería del Campus, teorizando sobre su ámbito de estudios y aburridos mientras esperan la nueva entrega de "Los Vengadores", deciden hacer un experimento para comprobar si sus, en principio utópicas y absurdas, hipótesis podrían darse en la realidad.
Vale, me habéis pillado, esa serie ya existe. Se llama "La teoria del Big Bang" y en ella se relata en clave de humor como unos Físicos Teóricos intentan aplicar sus conjeturas al plano de la realidad mundana, con resultados evidentemente disparatados ( y por supuesto, jocosos).
Pero como siempre, la realidad supera a la ficción y en nuestro suelo patrio se ha materializado la idea en Podemos, cambiando el rol de los personajes de doctores en Física Teórica, a doctores en Política Teórica, (porque por lo demás, el esquema es clavadito. Que cada uno asocie a los dirigentes de esta recién creada formación, con los personajes de la famosa serie, que el paralelismo es sencillo), que a falta de una Comic-com similar a la de San Diego, han decidido matar el aburrimiento de las horas de despacho con un experimento de calle y probar que alcance pueden tener sus teorías sobre un tablero de electores real y si realmente este es manipulable con unas cuantas arengas demagogicas sin un verdadero trasfondo de programa electoral.
Pero este experimento, que en principio podría tratarse de una apuesta entre amiguetes, (con cierto toque sociopata, cierto), ha tenido tanto éxito, alentado por la gravedad de la crisis que ya llevamos años padeciendo y las políticas devastadoras de los dos Gobiernos alternantes en el poder patrio, que de idea, se ha transformado en un ente tangible para todos aquellos que ansían un cambio que limpie y modernice una estructura política arcaica, corrupta e intocable, completamente alejada y ajena a las necesidades del ciudadano medio que les alzo con sus votos hasta esa montaña inexpugnable donde aletargan, sin escuchar otra cosa que sus propias voces, intentando convencerse que su estatus es eterno y nada puede cambiarlo. Y la voz que en principio era un susurro, se ha convertido en un grito y donde antes eran cuatro seguidores, ahora son multitud que esperan anhelantes el cambio prometido.
Y frente a tal desbordante demanda, ahora tenemos a nuestros jóvenes y alocados científicos convertidos en una suerte de Dr. Frankestein creando a toda prisa y a retazos un ser cuya existencia tiene posibilidades reales, aunque los resultados sean hasta para ellos mas que inciertos. ¿Sera la demostración que existe la vida después de la muerte, tal y como proponen en sus arengas, o por el contrario echara a andar un monstruo sin cerebro que cruzará los paramos yermos sembrando el caos?.
El resultado lo vamos a comprobar pronto. El ciudadano, a través de sus votos, esta dispuesto a insuflar la energía que necesita este ser aún a medio terminar para que de sus primeros pasos y nuestros brillantes teóricos comprueben cual sera el resultado final de su apuesta. Confiemos en que tengan al menos unas perspectivas minimas de la realidad, pues como ya se sabe por las películas de nuestro adorable y melancólico monstruo, la plebe cambia fácilmente de la admiración al miedo ...y los pañuelos blancos por antorchas.
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