jueves, 23 de abril de 2015

El Titanic se hunde...¡sálvese quien pueda!

Es curiosa a  la vez a la vez que peculiar por su analogía en fechas, las semejanzas que se pueden establecer entre el Titanic y el PP.

   Vale, quizá no habría guion para una peli de Cameron, donde dejase a De Caprio inmolarse en bien de su amada como apoteosis final, pero seguramente Mariano Ozores podría reescribir la historia y colocar a  Pajares y a Esteso dándose de ostias encima de la tabla, a ver quien de los dos se quedaba sobre ella.

  Porque en aspecto, las similitudes son clavadas. Estructuras enormes divididas en categorías según la altura de los pisos y lanzadas al océano con la soberbia que dan las mentiras cuando se promulgan conociéndose como tales. En el caso del barco: que era insumergible. En el PP, sus propuestas preelectorales. Y en ambos, como el tiempo ha demostrado, palabras vacías que quedan en nada cuando se doblegan a los elementos.

  Y curiosamente, coincidiendo con el aniversario del hundimiento del Titanic, que ocurrió en Abril de 1912, aparece el tema Rato. como el Iceberg que desgarra la base de ese enorme  y poco operativo armatoste, en medio del Océano helado que supone la proximidad de elecciones municipales y Autonómicas, desatando el pánico entre pasajeros y tripulantes, que empiezan a darse cuenta que su única posibilidad de salvación esta en saltar a los botes salvavidas, aunque ello requiera travestirse en otro color. Pero sobre todo, no mirar atrás ni detenerse frente a esa orquesta que sigue tocando los mismos acordes, aun a sabiendas que la nave se ha partido por la mitad y el fin es inminente.

  Quizá la única diferencia que podríamos establecer entre ambos acontecimientos  es la causa final del hundimiento. Lo del Titanic esta claro: un buen pedazo de hielo que no hubo tiempo en convertirlo en cubitos para cubatas. Sin embargo, en el caso del PP parece ser, (lógicamente aun no esta certificado), que este se ha colocado a propósito. Y es una posibilidad razonable, porque aparte del pico gordo, no dejan de aparecer aristas heladas que siguen castigando la ya prácticamente destrozada y teoricamente insumergible coraza.

  Pero viendo el desarrolo de los hechos, lo que estan claras son las coincidencias mayores entre ellos: Las mentiras no flotan y ambos capitanes eran unos ineptos

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