viernes, 19 de junio de 2015

Amor y odio en tiempos de guerra

   Recién celebradas la elecciones municipales y autonómicas y con los resultados previstos por todas las encuestas, (aunque mas de uno hubiese hecho un pacto con el diablo para que hubiesen dado un giro como las del Reino Unido, donde, contra todo pronostico, el partido del gobierno arraso frente a los emergentes, ¿verdad, Rajoy?), llega el momento de los pactos para conformar gobiernos, la mayoría de ellos, amores que en campaña eran odios de difícil conjunción.

  No vamos a meternos en la nobleza o sinceridad de los mismos, puesto que en un país tan promiscuo en materia de política como este, donde desde el mismo nacimiento de la democracia, no ha habido reparos en ponerse los cuernos dentro del mismo partido para acabar cohabitando con aquellos a quien se consideraban adversarios ideológicos, con el único objeto de llegar o mantener el poder, (no pongo ejemplos, porque si empezamos desde el poder central y pasamos por autonomías y ayuntamientos, nos saldría una lista de apareamientos contra natura mas larga que la lista de los reyes godos,los cuales, por cierto, como la mayoría que se han dado en el entorno de la nobleza, también pueden suscitar muchas dudas sobre su naturaleza), sabemos que lo importante es la cama y que el compañero/compañera y movimiento ya se ira improvisando sobre la marcha.

  Tampoco podemos entrar en las valoraciones de los diferentes partidos sobre el resultado. Seria retorica baladí, pues como siempre en estos casos, TODOS han ganado. No importa la perdida de votos, el ocaso de los viejos partidos que sucumben ante los nuevos como el  corredor que es alcanzado y sobrepasado por un grupo de jóvenes, e intenta ponerse a su altura, hasta que empieza a notar pinchazos en el pecho y prefiere pensar que aquellos van dopados, en vez de reconsiderar su estrategia y reflexionar sobre la experiencia que da la practica y el uso de esta en sus fines. En este país la memoria es limitada y los grandes partidos se creen inamovibles como pesadas estructuras de hormigón que no pueden ser derribadas, sin recordar que la UCD desapareció sin dejar rastro, a pesar de ser los cimientos de esta democracia aun incipiente.

   El tema principal es que estas elecciones han marcado una estrategia que para el PP, a seis meses de las Generales, se le ha puesto realmente cuesta arriba. Como se suponía a pesar de la negación por parte de unos y otros en campaña, PSOE Y PODEMOS y grupos afines han pactado en la mayoría de los lugares donde era posible para arrebatar el poder a aquellos, y esto, unido la indeterminación de Ciudadanos, (que esperan expectantes  como jugadores de Poker a las Generales para dar el paso decisivo y mientras mantienen sus cartas, con muchos triunfos como saben, ocultas al resto de observadores), dejan al partido del gobierno solos frente a una derrota mas que anunciada.

   Y este se dedica a utilizar la estrategia del odio y el miedo para contrarrestarlo.

   Lo hemos dicho muchas veces: No sabemos de donde han sacado sus asesores el Partido Popular, pero, un consejo para ellos: Si la estrategia que has utilizado durante una campaña, no solo te ha perjudicado, si no que ademas ha favorecido a tus contrincantes, ¿Que os hace pensar que en este caso va a ser diferente?. ¿Hemos cambiado de País?. ¿Quiza la población con capacidad electoral ha cambiado sustancialmente y esta mas receptora al mensaje?.( jooodeeer, que fue antes de ayer). Es mas que evidente la catástrofe que se avecina para ellos, puesto que como se ha demostrado, la ciudadanía tiene mas miedo al hambre que a una despiadada y sanguinaria horda de bárbaros venezolanos que arrase nuestras tierras. Pero los movimientos de su líder, lentos cual jugador de ajedrez, se reducen a mover un par de alfiles y cambiarles de sitio cuando el jaque mate es inminente.

   Y por si fuese poco, banqueros y patronal hablando de política y firmando el mismo discurso del Gobierno, como si realmente el mensaje de Pablo Iglesias hubiese calado en ellos y estuviesen dispuestos a echarle una mano en sus aspiraciones al trono, porque obviamente, (y no hace falta un master en psicología para darse cuenta de ello), lo que para ellos no es bueno, para el resto de la población suponen sin duda una mejora social y por ende económica considerable.

   Tal vez ya les de igual. Queda tan poco tiempo que es difícil que consigan salir del agujero en el que ellos solos, (no olvidemos esto), se han metido. Pero con unos cambios radicales quizá puedan salvar una tabla del naufragio a la cual aferrarse, aunque para ello haya que dejar que Di Caprio, en este caso Rajoy, con todo lo que le quieren, se hunda para siempre en las oscuras y frías aguas del retiro.

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